En el Autobús

Me gustaría inaugurar este blog escribiendo acerca del comportamiento de ciertas personas que como mínimo me parece curioso. Es algo que llevo percibiendo desde hace ya algún tiempo, pero que nunca me ha dado por comentar; pero vamos por partes.

Yo terminé hace ya algunos años mi carrera de magisterio por la especialidad de inglés. Desde entonces me dedico a impartir clases particulares a domicilio de una forma un tanto... digamos informal, ya me entendéis, para sacarme unas pelillas para mis gastos. La cosa comienza por darle clase a tu primo o a tu cuñado y así, casi sin querer, te van saliendo nuevos alumnos. Los que hayáis estudiado magisterio seguro que me entenderéis.

El caso es que actualmente estoy obligado a coger el autobús una vez por semana para desplazarme a una de mis clases ya que mis alumnos viven en un pueblo, cercano, pero un pueblo al fin y al cabo.

En una de esas ocasiones me di cuenta de algo, la gente suele ir sola en autobús, pero además se sienta sola. Un autobús, por lo menos aquí en Granada, suele estar dividido en dos zonas separadas por el pasillo central, una compuesta por una fila de asientos individuales, y otra fila de asientos dobles. Bien, pues el comportamiento de una persona que entra sola en el autobús es el siguiente: Entra, divisa la fila de los asientos individuales y si hay alguno libre se sienta. Hasta ahí todo normal e incluso comprensible; pero si no es así mira hacia la otra fila y busca un asiento libre con el de al lado también vacío.

Pues bien, mi pregunta es: ¿Por qué? ¿Es que acaso somos desconfiados? ¿nos da vergüenza sentarnos al lado de alguien que no conocemos? ¿Nos gusta la soledad? ¿Preferimos estar solos para que no nos estorbe nadie cuando queramos salir? ¿Es casualidad? ¿Es instintivo?

A mi personalmente me cuesta creer que sea casualidad, entre otras cosas porque no sólo me ha pasado una vez, pero tampoco creo que desconfiemos de los demás porque si no queda más que un asiento libre y éste está al lado de una persona, la gente se da bofetadas por pillarlo.

¿Mi teoría? La verdad es que no sé si la tengo. Quizá, si me tuviera que inclinar por algo sería por la teoría de la vergüeza, que más que vergüenza es "cosa", es no querer que nadie se siente a tu lado por si acaso se rozan vuestras rodillas. La verdad, todo esto me parece un comportamiento un tanto absurdo, que no hace más que quitarle posibilidades a gente que sí que viene acompañada. Es curioso que esto salga de mi "boca" cuando yo me incluyo dentro del grupo de los "solitarios", pero en fin, ya se sabe que el comportamiento humano es cuanto menos laborioso de comprender.

Ya para terminar, me gustaría decir que como todo en la vida, y cuando digo todo, me refiero a todo, hay excepciones. Estoy seguro de que hay gente a la que no le importa sentarse al lado de otra persona, aunque no la conozca; aunque también es cierto que habrá gente que elija al lado de quién sentarse, pero eso ya es otro tema.
2 Responses
  1. Anónimo Says:

    hola Víctor , soy la primera en comentar en tu blog jeje, ya he descubierto el mundo de los blogs;y me parece bastante interesante. Es cierto todo lo que nos cuentas , pues las personas tenemos ciertos comportamientos según en las circunstancias en la que nos encontramos. Ccuando yo tarabajaba en el HIpercor, más de una vez cogía el autobús para desplazarme hasta allí.Me ocurrió una anecdota bastante curiosa para mi parecer.Estaba sentada en la tercera fila y el asiento de al lado no lo acupaba nadie. El autobús se paró para recoger a una persona,que por lo que pude observar esta era ciega, llevaba un perro y un bastón.De repente el perro se dirigió hacia mí , para que su dueño se sentara en el asiento de al lado mía. Es curioso pero delante mía había un muchacho cn otro asiento al lado vacío y delante de este otro asiento más vacío tb., cuando de repente me dijo esta persona: eres una muchacha, delgada y tímidad. Me quedé sorprendida y le pregunté:como lo ha sabido? y este no me respondía, he insistí y nada. Al ratillo me dijo: no te escucho... tb soy sordo pero te siento al asustada ( cierto, estaba cn cierto miedecillo, ciego era pq su mirada no me decía nada, y tb comprobé que era sordo pq una señora le preguntó algo no le repondió tampoco. Cuando me levanté del asiento para apearme del autobús me dijo: adiós muchacha y gracias por su amabilidad. A mi se me quedó marchado pq pensé lo que podemos transmitir a las personas con solo estar sentados uno al lado del otro,creo que ese es lo que pasa cuando intentamos sentarnos solos , somos algo "cobardes" por lo que podamos llegar a transmitir a personas desconocidas cn nuestras actitudes.... PD: por cierto soy jessy (jajaja)


  2. Temis Says:

    Había leido todas tus entradas de este blog, menos la primera, que se me había pasado.
    Me ha gustado esta reflexión sobre el comportamiento que tenemos en los espacios públicos en general.
    Mi opinión es la siguiente: Yo, que vivo en una ciudad bastante grande, estoy acostumbrada a ser una persona anónima. En Barcelona es dificil encontrarte a alguien que conoces por la calle, incluso en el centro. Yo he crecido así y supongo que eso me ha hecho ser una persona más cerrada, "públicamente" hablando.
    Por una parte, no me gusta sentirme como una persona más de la gran masa de ciudadanos, pero por otra parte tampoco me gusta (o no estoy habituada y me resulta violento) que invadan mi espacio personal. Yo soy de las que va en el metro o en el bus, e intento sentarme sola, aunque he de decir que quizás lo hago por la mania personal de que odio que me miren los desconocidos (si, es una de las cosas que me resultan más violentas, incluso hay veces que he cogido, me he levantado y me he cambiado de sitio con tal de que no me miren. Debo estar medio xalá yo tb...)
    La razón que creo menos válida es la vergüenza. Después, creo que si puede ser por desconfianza que algunas veces nos sentemos solos. Por lo menos, Bcn es "carne de Callejeros" como diría yo, es decir, está llena de personajes y gente de la que es mejor desconfiar, a priori. Y la verdad es que la desconfianza no me gusta, yo prefiero dar la oportunidad de fiarme de la gente, pero la experiencia me ha dicho casi lo contrario: mejor desconfiar primero.
    Y otra de las razones por lo que creo que me sentaría sola en el bus, que tu has dicho y que me ha hecho mucha gracia es, simplemente, para que no me tenga que levantar si quieren salir, o para que no me hablen, o para que no me miren...

    Un beso y no dejes este blog, que me parece muy interesante y creo que está muy bien escrito y expresado.