¿Qué me pongo?

Hace unos días , me dirigía a una de mis clases mientras escuchaba en la radio "la ventana", un programa bastante bueno de la cadena ser que habla de temas de todo tipo, desde política, posiblemente el único tema que no me gusta escuchar, hasta historias de gente común. Bien, aquella tarde el tema que se analizaba era la vestimenta de la nueva ministra de defensa Carme Chacón en el día de la Pascua Militar. Decían que si era apropiada, que si no era apropiada, que si ella había pedido consejo a La Casa Real, que qué más da cómo vista si hace bien su trabajo y un largo etcétera.

Como siempre, había gente que hablaba a favor y en contra para crear, cómo no, esa atmósfera de debate que tanta vidilla le da a un programa de radio.

Yo, lejos de opinar acerca de este tema me gustaría hablaros de algo que tiene cierta relación con lo que estoy contando y que me hizo pensar.

De repente, en mitad de la tertulia, uno de los colaboradores dijo algo, que yo nunca me había planteado pero que hice en ese momento. Al dar su opinión acerca del tema, comenzó asegurando que "como ya se sabe, la forma de vestir de la gente concuerda con su estado de ánimo en ese momento".

La pregunta es: ¿Estamos de acuerdo? No sé si éste será un tema estudiado, si se ha comprobado que la gente se viste de tal o cuál forma dependiendo de cómo se encuentre en el instante en que lo hace, seguramente sí ya que hoy en día se estudia todo, pero como yo soy una persona de mente abierta, me gusta decir que seguramente hay gente que no se rige por las normas de su ánimo.

Yo, personalmente y como he escrito antes, es un tema que nunca me había planteado, pero ya que ha salido voy a opinar. Creo que, en cierta medida, sí que nos regimos por nuestro estado físico y mental a la hora de elegir nuestro atuendo. Personalmente, si no me apetece salir a ningún sitio o si tengo un mal día, cojo lo primero que pillo y salgo a la calle; por el contrario, si tienes un buen día o llevas esperando algún tiempo un día especial, cuando llega ese momento te acicalas con todo tu ímpetu para salir a la calle con una luz especial mientras piensas: "Todo el mundo me va mirando, claro, como voy tan guapo".

En fin, está claro que un buen estado de ánimo es algo especial, es como un chute de adrenalina que nos invade de vez en cuando y que coarta nuestra forma de hacer las cosas, pero ¿es capaz de decirnos cómo vestir? A pensar se ha dicho
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